Estación Uno. Un asentamiento de Post-Tierra.

Por Juan Milano

El asentamiento de Estación Uno se encuentra en el condado de Blaine, perteneciente al que antiguamente fuera estado de Montana, cerca de la antigua Canadá. Claro que todos estos topónimos ya no significan nada.

El clima de la zona es árido, con inviernos muy largos y secos con temperaturas por debajo de Cero fuera de los meses de mayo a septiembre. Los veranos solían ser lluviosos antes del Ruido, pero ya nadie se acuerda de eso. Fuera de su empalizada hay depredadores, incursores y bandas de mutantes, pero es raro encontrarlos a menos de cinco kilómetros de Estación Uno.

Estación Uno se ha construido con casas de adobe y material canibalizado de los alrededores. No es raro ver viviendas con puertas que antes lo fueran de aeronaves, aviones o camiones.

El interior del asentamiento está dividido en dos barrios: el Barrio de los Perros, donde hay más gente y de menos poder adquisitivo y el Barrio Alto, donde viven los miembros del Consejo y los más acaudalados. En ambos barrios hay alojamientos, pero solo los visitantes designados por el Consejo pueden pernoctar en el Barrio Alto.

Quitando el Ayuntamiento y el Templo, todos los edificios del Barrio Alto tienen una única planta (los Generadores ocupan edificios más altos, pero técnicamente tienen una única planta y nadie los habita).

Los edificios del Barrio de los Perros apenas pueden definirse como chabolas exceptuando la Iglesia del Cátodo Eterno, la Casa de Jalar (una suerte de taberna que también dispone de camas), el Burdel, la Casa de Pobres (lo más parecido a un hospital) y la Torre de Ondas (una antigua estación de radio construida antes del asentamiento (aunque nadie sabe para qué servía) y que sigue sin uso; algunos rezan a sus puertas).

La población actual es de setecientos ochenta y tres adultos y cincuenta y tres niños. Cualquier hombre o mujer con quince o más años ya no es un niño, por si te lo preguntabas. La expectativa de vida ronda los sesenta años. El asentamiento seguro más cercano queda a unos doscientos veinte kilómetros hacia el Sur.

No es raro que haya visitantes en el asentamiento. Las caravanas deben permanecer fuera de Estación Uno, pero se pueden acoger a la Ley de Hospitalidad y solicitar que el Consejo designe un perímetro de acogida mantenido por residentes armados del asentamiento para que los integrantes de la caravana descansen.

Dicho perímetro consiste en un grupo de cuatro a siete personas armadas (generalmente con lanzas y/o arcos) patrullando sobre una línea definida por seis estandartes metálicos que delimitan la zona dentro del perímetro de acogida.

La canción de Leyes [fragmento]

No golpees, ni muerdas ni cortes
o te llamaremos Culpable,
no cojas lo que no es tuyo ni faltes
a la verdad en un Trato,
o abandonarás la Ciudad
Estación Uno de inmediato.

(Mejor que de ti ante
el Consejo no se hable).

No cometas ese acto prohibido
Si eres Culpable y te hemos cogido
tendremos que hacer que dejes de respirar.
Entiéndelo bien: te haremos matar

(Mejor que de ti ante
el Consejo no se hable).

No golpees a quien tenga catorce o menos
nunca hables en el Templo.
Regatea pero sé justo con el dinero
y paga con lo que dé el Cambiero.

(Mejor que de ti ante
el Consejo no se hable).

Religión

El Templo es un espacio de reflexión y meditación y no está consagrado a ninguna deidad. Está prohibido hablar en voz alta en su interior y rara vez, puede encontrarse con algún predicador a sus puertas. Algunos “comerciantes” que residen en el Barrio de los Perros pueden vender sus mercancías en la plaza del Templo tres días a la semana. Deben dar al Ayuntamiento un quinto de cuanto vendan.

La Iglesia del Cátodo Eterno es un edificio regido por Albo Nambo; sumo sacerdote de dicha religión. El interior del templo está lleno de vidrios que emiten una tenue luz y donde pueden verse, de manera constante, granos blancos y negros en constante movimiento emitiendo un débil zumbido. Aleatoriamente, pueden llegar a formarse imágenes, en ocasiones a color, de vehículos, personas o cosas. Sólo el sumo sacerdote sabe interpretar estos mensajes del Cátodo Eterno y no siempre.

Como el edificio es pequeño, muchos ritos se realizan en el exterior. La congregación cuenta con algo más de cien fieles, todos ellos residentes del Barrio de los Perros, que rezan un día cada dos semanas. Albo Nambo da comida a los necesitados, presta algo de ayuda médica y da consejo a quien lo solicite sin pedir nada a cambio, si bien muchos de los vecinos del Barrio de los Perros le llevan comida, ropa, herramientas y dinero por propia iniciativa. Es lo más parecido a una religión organizada en Estación Uno y el Consejo ni la promociona, ni la autoriza ni la desautoriza. Sus miembros suelen ser pacíficos y ayudarse unos a otros si bien sus bailes, cantos y plegarias pueden resultar algo estrambóticas y ruidosas para los no creyentes. 

Dinero

En Estación Uno solo se admiten pagos en la moneda oficial (además de trueques, se entiende, por ser la forma más común de comercio). La moneda oficial es el Montano y se puede cambiar en la casa de Rata Cambierea. Para hacer fáciles los cambalaches: cada tres piezas de plata (pp) equivalen a dos Montanos. Cada tres Montanos, Rata te dará un pp. Evidentemente los visitantes habituales suelen llevarse consigo Montanos para no sufrir importantes pérdidas.

La mitad del beneficio que obtiene Rata Cambera (al menos la cantidad que declara) se va directamente al Ayuntamiento. Una cuarta parte se dedica a pagar a los Pacifistas (un grupo de hombres y mujeres armados que protegen a los habitantes y miran por el cumplimiento de las Leyes; en realidad, mercenarios bien intencionados).

El esclavismo no está prohibido en el asentamiento (vamos a llamarlo también ciudad por contraste con los alrededores) pero es muy raro que nadie de los residentes tenga esclavos. La Canción de Leyes determina que un individuo puede perder la libertad por un periodo de deudas o debe dinero o ha provocado pérdidas a alguien y que puede acortar la pena sirviendo como esclavo al deudor si éste lo acepta.

Ley y orden

La Jefa (actualmente Dena) preside el Consejo formado por un total de siete personas. Los cargos concretos de cada miembro varían en función de las necesidades del momento, pero todas las decisiones se adoptan por minoría simple y cualquier decisión puede ser sometida a reprobación transcurridos al menos diez días desde que se votase inicialmente.

Solo los Pacifista y los cops (literalmente cinco personas a sueldo del Ayuntamiento) pueden llevar armas. El Consejo juzgará cualquier crimen que se cometa. La propiedad es sagrada y no suele haber robos, peleas ni violencia en Estación Uno. Aunque algún visitante pueda beber de más o buscarse líos, suele tratarse de discusiones y follón más que delitos graves. Existe la pena capital para los delitos de robo, asesinato, abuso sexual y fraude. Golpear a un niño puede suponer la expulsión de Estación Uno si no hubo lesiones o la decapitación si las hubo.

Pequeñas infracciones y pequeños hurtos se han saldado, en la realidad, con trabajos obligatorios beneficiosos para la comunidad. En el mismo Ayuntamiento hay un pequeño calabozo donde pueden dormir hasta tres personas.

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