Post-Tierra: introducción

Por Jesús Neila y Juan Milano

Año 2437. La Tierra era un planeta agotado, el calor asfixiante, el agua envenenada, la tierra contaminada y los vientos tóxicos anunciaban el fin de los días.

Pero no solo es el planeta el que está moribundo. La sociedad humana perdió el contacto con su esencia hace mucho ya. Solo quedan vestigios de las orgullosas civilizaciones: ciudades abarrotadas de personas que padecen hambre y sed.

Todo cambió cuando los satélites avisaron del gran objeto que se aproximaba a la Tierra. Los Baridi habían puesto sus ojos en nuestro planeta moribundo.

Los grandes purificadores planetarios limpiaron el aire, la tierra y el agua en pocos años, la humanidad no se extinguiría. Pero tampoco sería libre.

Tras la invasión, las personas no eran ahora más que mascotas; los dóciles esclavos de sus amos. Los menos, en las grandes ciudades bajo bóvedas de ultracristal. Otros, los más, se dedicarían a la ganadería, el cultivo o la minería en pequeños asentamientos; lejos de esas ciudades pero siempre vigilados. Y durante ese tiempo los humanos olvidaron lo que eran y lo que llegaron a ser.

* * *

Año 2813. Il-Blat, la ciudad que los Baridi erigieron no muy lejos de Goa, se levantó en armas contra sus amos alienígenas. Varios grupos coordinados desde dentro y fuera de la cúpula atacaron al unísono con un único grito de ira, ansia y esperanza.

Los extraterrestres fueron derrotados y la ciudad pasó a estar gobernada durante un breve periodo de tiempo por una Junta de Liberación que defendió con sus vidas las puertas de la cúpula hasta el sofoco de la revuelta.

Una guerra total se extendió por la Tierra; rebeliones y grandes batallas asolaron el revivido planeta. Algunos humanos eligieron no renunciar a la comodidad de sus ciudades-cúpula y siguieron siendo esclavos. Y traidores a los suyos. Otros, adoptaban una vida menos confortable y segura y no ofrecían tregua a los alienígenas.

Tras seis años la derrota de los rebeldes parecía inminente, la ciudad de Il-Blat iba a ser un recuerdo.

Pero el cielo trajo nuevos visitantes. Regresaron los viejos dioses: las criaturas que introdujeron la vida en el planeta Tierra millones de años atrás. Los responsables de la evolución del simio en hombre.

Pero aquellos dioses majestuosos no eran bellos y radiantes como los recordaban los textos perdidos. Eran gigantes de metal, vidrio y circuitos impresos en tejido vivo. Pisaban el planeta tras siglos de ausencia, destruyendo y moldeando a su gusto, libres de cualquier juicio e infinitamente poderosos.

Estaban enojados con los Baridi por haber mancillado su obra. Los viejos dioses, a quienes muchos humanos llamaron Libertadores, alentaron a los responsables de los levantamientos, les dieron conocimientos largamente olvidados, les dieron armas y esperanza y, finalmente, llegaron a involucrarse directamente en la lucha.

Los humanos decidieron que era el momento de acabar con los Baridi usando armas poderosas. Armas de antaño que fueron prohibidas por los mismos humanos que las crearon.

Después de muchos siglos en silencio, la furia del átomo se desató nuevamente sobre la Tierra y arrasó muchas de sus ciudades-cúpula. Pero también arrasó gran parte del planeta, extinguiendo poblaciones enteras de humanos, animales y plantas y transformando a muchos especímenes merced a mutaciones caprichosas e incontrolables. 

Muchos -sin comprender la ciencia que lo regía y relacionándola directamente con la magia, los dioses, o los Infiernos- lo llamaron Lûd, el Ruido.

* * *

Año 2865. En los lugares donde la radiación es baja, comunidades de humanos sobreviven en un entorno salvaje, reuniendo en sociedades primitivas los pocos fragmentos de tecnología y cultura que son capaces de saquear de las ruinas de los Antiguos.

Estas sociedades viven en un mundo diferente. Los animales, el terreno, el clima no es el mismo donde vivieron los Antiguos. Pero hay algo más que no vieron jamás los Antiguos, algunos de estos humanos que pueblan la Tierra hoy tienen capacidades nunca vistas antes, pueden modificar el entorno a su voluntad, manejar los elementos, animales y personas… Algunos aún son capaces de oír las palabras de los Libertadores y actuar en su nombre.

Raza de personaje: bio máquina. Ilustrador G Meizoso.

Librando batallas con saqueadores y caníbales, huyendo de bestias modificadas genéticamente por los Baridi y evitando las partidas de caza de esclavos de los habitantes de las ciudades-cúpula.

Mientras esto pasa en la superficie del planeta, en la cara oculta de la Luna se pone en marcha una instalación olvidada hace mucho tiempo. Viejos paneles lumínicos empiezan a zumbar por los fríos pasillos metálicos. Se encienden viejas consolas de control. Empieza a emitirse una señal al exterior…

Post-Tierra, un universo de fantaciencia
post-apocalíptico creado por Juan Milano.

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