La Costa Sur del Océano Occidental (III): Ausinia

El desierto Ausir es el territorio más occidental del continente. Sus costas, bañadas por las frías corrientes del Gran Océano hacen que su clima sea aún más extremo que en Vinare y no es raro alcanzar temperaturas que muy pocos pueden soportar. El desierto es una enorme extensión de arena, las dunas dejan paso a unas pocas formaciones rocosas que actúan como refugios naturales para los pocos animales que allí viven.
Sin embargo, dentro del desierto existen tres macizos montañosos o, mejor dicho, lo que queda de ellos, ya que han sido erosionados con el paso de los siglos hasta convertirse en la fina arena amarillenta del desierto. Las pocas precipitaciones que caen en el desierto sobre todo caen en las montañas, sobre todo en las cimas más altas donde durante medio año suele haber nieve y que con la llegada de la primavera desaparece de forma repentina. Esta agua se filtra a través de las montañas alimentando ríos subterráneos.

Los enanos Vinar tras su llegada a Ausinia no dudaron en dirigirse hacia las montañas para seguir los dictados de su cultura y refugiarse bajo tierra del calor infernal de la superficie. Así fue como surgió su primer asentamiento llamado Bazatenar. Poco tiempo después, tras explorar el desierto con sus carros de viento llegaron a otro macizo montañoso donde fundaron la que hoy es su capital, Ausinar.

Sin embargo, los enanos no fueron los primeros en llegar a este lugar. Bajo las ardientes arenas del desierto se ocultan los restos y ruinas de una antigua civilización que debió vivir aquí mucho antes de que se convirtiera en un desierto, pero ese descubrimiento llegó tarde y puede decirse que por las malas.

Habitantes

Cualquier viajero que ponga sus pies en el desierto Ausir ya puede ir bien preparado para pasar semanas bajo el sol abrasador, sin encontrar ni un alma durante todo el tiempo que esté allí. Los enanos que habitar Ausinia no suelen salir a la superficie durante las horas diurnas, aprovechan las noches para realizar sus viajes ya que el descenso de las temperaturas también hace que el viento se mueva y puedan navegar con sus carros de viento. Durante el día se ocultan en sus tiendas que se camuflan muy bien con el entorno. Pero no todos los habitantes del desierto son enanos, para desgracia de muchos hay habitantes mucho más peligrosos, como los behires que se ocultan bajo la arena a la espera de una presa. Y aún peor, los dragones azules tienen aquí su zona de cría. Los dragones conocedores de lo que ocultan las arenas del desierto han hecho sus cubiles en las antiguas ruinas, a muchos metros bajo la arena donde se sienten seguros y pueden custodiar sus tesoros y su descendencia.

Mantenimiento de las leyes

Los Ausinar o Vinar de Ausir que es como estos enanos se autodenominan siguen las ancestrales leyes de los enanos. Sin embargo, no son tan abiertos como el resto de los Vinar y suelen castigar severamente cualquier transgresión, por la mayoría de las veces les va la vida en ello. La vida en este desierto ha cambiado mucho la forma de ver el mundo y con esta visión se han creado nuevas leyes y se han adaptado otras para asegurar su supervivencia.

Vida diaria

La mayoría de los Ausir residen en las grandes ciudades subterráneas donde trabajan en las minas o ampliando las galerías para acomodar más población. Otros muchos trabajan en las galerías de cultivo cuidando de los hongos y sus pequeños cerdos negros. Hay una pequeña parte que prefiere seguir con la vida nómada, a pesar de ser mucho más peligrosa, pero es la única manera de poder tener rebaños de dromas. Dromas que son vendidos en las ciudades dos veces al año.

Amenazas

Vivir en este desierto es estar siempre bajo la amenaza de los behires, que atacan a todos aquellos que entran en sus territorios. Normalmente suelen quedarse en una zona delimitada, pero a veces dejan su territorio en busca de los dragones azules, sobre todo buscan sus lugares de anidación con la esperanza de devorar sus huevos o crías recién nacidas. Pero esto significa que cualquier viajero despistado puede convertirse en un aperitivo para el viaje.
La otra gran amenaza son los dragones azules, y es muy seria. Tanto es así, que los enanos, sobre todo los que llevan una vida nómada, deben pactar con ellos para evitar que sus caravanas y rebaños sean devorados. No siempre estos pactos tienen que ver con el oro o piedras preciosas, muchas veces los dragones encargarán a los enanos alguna tarea a cambio de la paz, como por ejemplo cazar a un behir que está rondando el territorio del dragón.

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