A principios de 2025 surgieron nuevas organizaciones contrarias a los Arnotari, algunas de ellas estaban financiadas por las naciones que no habían obtenido ningún beneficio de la relación del planeta con los alienígenas. Otras, sin embargo, estaban financiadas por naciones que aun habiendo obtenido muchos beneficios deseaban acceder a los conocimientos que los Arnotari se guardaban para sí.
Pero había algunas de ellas que simplemente eran seres humanos que no se fiaban de los alienígenas, lo que los seres humanos durante las últimas seis décadas han llamado conspiranoicos y supervivencialistas, dos términos que estos grupos han odiado desde la primera vez que se pronunciaron. La mayoría de estos grupos tuvieron su origen a finales del siglo XX, sobre todo en Estados Unidos y Canadá, pero la “moda” se extendió a otras partes del mundo con cierta rapidez. Aunque no estaban nada organizados entre ellos, solían ser grupos reducidos de tres a cuatro familias que construía sus refugios nucleares en prevención de un ataque. A principios del siglo XXI algunos emprendedores convirtieron estos refugios en un negocio y durante muchos años llegaron a construir cientos de ellos en todo el mundo.
Ahora el contacto entre estos grupos es mayor y el intercambio de información entre ellos se ha convertido en uno de sus activos más importantes, y no solo eso, también aquellos grupos que tienen acceso a armas han conseguido establecer rutas seguras para poder enviarlas a los grupos que residen en países donde el uso de las armas está mucho más restringido.
Esto será el germen de lo que se llamará “Resistencia” a partir de la década de 2030, pero no hay que llevarse a engaño, ninguno de ellos está realmente uno al lado del otro, los conspiranoicos no se fían de los grupos financiados por los estados. Y ten por seguro que no colaborarán con ellos, al final los miedos se imponen sobre las creencias.
A lo largo de aquel año fueron ocurriendo diferentes sucesos que desembocaron en la situación actual. Los diferentes grupos anti-arnotari comenzaron a movilizar a la población organizando manifestaciones y protestas a las puertas de las embajadas. Los diferentes departamentos de policía de las ciudades donde se convocaban estas manifestaciones intentan impedir que se celebren, pero la cantidad de gente es cada vez mayor y se ven desbordados. En este punto entran en juego los Soldados de la Paz, su presencia hace que las cosas se calmen, pero eso no dura mucho.
Tras el verano, las protestas son mucho más numerosas y frecuentes desembocando en revueltas muy violentas. Mientras la policía es entretenida en las calles aledañas, grupos perfectamente organizados atacan las embajadas con intención de acceder a ellas. Los Soldados de la Paz ahora si pueden intervenir y lo hacen de forma planeada y quirúrgica. Localizan a los grupos más violentos e identifican a sus cabecillas, los separan de sus compañeros para ser acorralados y detenidos.
Todos los detenidos son llevados a las embajadas y se les aplica la ley Arnotari, que ocurre durante este proceso no se sabe, pero la mayoría de los detenidos son liberados tras varios meses de reclusión, pero lo más impactante es que su discurso ha cambiado notablemente tras su liberación.
Estos hechos hacen que la curiosidad por conocer que ocurre en el interior de las embajadas y de sus nuevas ciudades sea aún mayor, pero sigue siendo territorio cerrado por el momento.
Aunque ya por aquel entonces, los avances médicos habían sido compartidos y muchos de los procedimientos eran aplicados de forma diaria en la mayoría de los hospitales. Los embajadores Arnotari comenzaron a inaugurar nuevos hospitales en todo el mundo como parte de un plan sanitario social y universal, completamente gratuito. Esta medida levantó grandes polémicas en aquellos lugares donde la industria médica y farmacéutica eran poderosos grupos de presión, como en los Estados Unidos de América. Aunque estos lobbies trataron de impedir la apertura de estos nuevos hospitales, ningún gobierno movió un solo dedo para evitarlo.
El primer hospital se inauguró en New York el día 27 de diciembre de 2025, y en su primer día aceptó más de 56 casos de enfermedades raras que hasta entonces no se conocía ni su causa y mucho menos si eran susceptibles de curación. Al día siguiente este hospital fue destruido en un atentando que se cobró la vida de 13 médicos, 24 enfermeros, dos médicos Arnotari y 139 pacientes. Este suceso copó todos los noticiarios, el horror de las víctimas se hizo viral en apenas minutos y las terroríficas imágenes dieron la vuelta al mundo. Sin embargo, este hecho no detuvo las intenciones de los Arnotari ni de sus colaboradores, las inauguraciones siguieron su curso y el mismo día 31 de diciembre ya eran ocho los hospitales abiertos y funcionando.
Al día siguiente del atentado el representante Esola hizo una aparición pública, contra todo pronóstico, donde anunciaba que las acciones de los terroristas no mermarían su determinación a la hora de compartir con la raza humana sus conocimientos y ayudar a todos aquellos que lo necesitaran. Aquella misma noche la gente se echó a la calle para manifestarse en contra del atentado, pero lo que en principio iba a ser una manifestación pacífica se convirtió en una batalla campal. Grupos contrarios también salieron a la calle para insultar y agredir a quienes apoyaban a los alienígenas y durante el enfrentamiento aparecieron varias lanzaderas Arnotari desde las cuales descendieron efectivos de la policía y los Soldados de la Paz actuando juntos para evitar que los manifestantes de un lado y otro se mataran entre ellos.
La celebración de 2026 fue cancelada en muchos lugares del mundo por el atentado y las ciudades donde sucedieron los altercados quedaron bajo la ley marcial durante varias semanas con la intención de que se apaciguaran los ánimos, efectivos militares, policiales y los Soldados de la Paz colaboraron para que esto fuera así. Durante este tiempo mucha gente fue detenida, se llevaron a cabo cientos de registros y fueron incautadas miles de armas y munición.
Pero aún tenía que empeorar mucho más, las líneas de comunicaciones aéreas de los Arnotari fueron saboteadas provocando cientos de muertos, las emisoras de radio y televisión afines a los alienígenas eran objeto de atentados continuos, se tendían emboscadas a los Soldados de la Paz y sobre sus cadáveres se pintaba la palabra “Traidores”. En muchas ciudades se había declarado la guerra abierta entre los grupos terroristas y las fuerzas del orden. Y fue entonces cuando los Arnotari asumieron el control. Bloquearon todos los sistemas que llevaban tecnología Arnotari, básicamente todo, en aquel entonces, lanzaron a las calles a sus hombres más preparados y mejor entrenados, a los pocos días habían sofocado los disturbios y detenido a los miembros de las organizaciones terroristas. Pero en ese momento ya era tarde, los Arnotari se habían hecho con el poder y ya no era posible recuperarlo.
Las naves Arnotari se hicieron con el control del cielo con naves que hasta ese momento nadie había visto, eran naves diseñadas para el combate y el transporte de tropas. Fue entonces cuando sus verdaderas intenciones fueron reveladas.
Continuará en Veinte años tras la llegada…