En febrero de 2047 las diferentes “resistencias” se pusieron de acuerdo para reunirse en un lugar neutral, con el fin de organizarse a nivel mundial y así hacer frente a los Arnotari. El proceso no fue fácil, las sospechas y la falta de confianza hacían que llegar a un acuerdo fuera casi imposible. Sorprendentemente, la reunión se fijó para marzo de aquel mismo año en Sudáfrica, lejos de la influencia de los Arnotari.
Todo se preparó para que esta reunión se celebrara en Winburg, una pequeña ciudad al sur de Pretoria y relativamente cerca de la frontera con Lesoto. Los líderes de las diferentes organizaciones de resistencia fueron llegando al lugar convenido, una antigua nave de almacenaje fácil de defender y lejos de miradas indiscretas. Un gran dispositivo de hombres revisaba el lugar de arriba abajo para evitar cualquier tipo de problema o atentado. Tras varias horas de discusión en las que apenas habían llegado a un mínimo acuerdo. Uno de los hombres destinados a la seguridad se presentó en el centro del lugar y detonó un dispositivo explosivo. Una gran explosión de energía redujo el lugar a cenizas y nadie sobrevivió.
Aquello era un desastre y aparentemente el final de la esperanza de que en algún momento existiera un movimiento de resistencia global. Sin embargo, no todos los líderes viajaron a Sudáfrica, otros ya sea por su propia paranoia o desconfianza decidieron no ir a la reunión y vieron la explosión desde la lejanía. La explosión de energía hizo sospechar a todos que los Arnotari estaban detrás de este atentado, el artefacto no era humano y el efecto no pertenecía a ningún arma que los humanos poseyeran. El lugar estaba fuertemente vigilado, tanto el exterior como el interior tenía cámaras. Las grabaciones no solo recogieron las distintas reuniones de su interior, también los exteriores y por lo tanto la explosión. Si los Arnotari esperaban terminar con la Resistencia de un único golpe, el efecto fue totalmente el contrario. Fue entonces cuando todos estos grupos se dieron cuenta de que los alienígenas temían que los humanos se unieran y los combatieran juntos.