El Mar de los Ducados (I): El desierto de Vinare

Desierto de Vinare

Este desierto se expande desde el golfo de Niarso hasta las laderas de la Columna, lo que supone una gran extensión de arena. Justo en la frontera del desierto con Velmoní está el lago Shalam, el último lugar con agua potable hasta atravesar el desierto, por lo que ese lugar suele estar sembrado de campamentos donde los comerciantes y aventureros se avituallan para los varios días que tardarán en atravesar el desierto. Aunque la parte sur del desierto está bajo el dominio de dos ducados, el resto es territorio de los enanos Vinar y muy aprovechado.

Aunque en este desierto hay dos ciudades enanas, están situadas en estribaciones de cadenas montañosas. A pesar de haberse adaptado perfectamente al clima y las condiciones del desierto, su corazón aún les empuja a buscar la roca y la piedra. La más pequeña de ellas es Virdesh y la capital Vinart, cada una de ellas en lados opuestos del mar interior.

Si hay algo por lo que son conocidos los enanos Vinar es por lo características que son sus caravanas para transportar materiales y personas. En el desierto el viento es agotador, no deja de soplar, así que han ideado un sistema de transporte que les facilita sus movimientos. Han diseñado unos carros sin ruedas que se desplazar sobre unos patines planos, estos se mueven sobre la arena como si fuera agua ayudados de unas velas que son empujadas por el viento. En días buenos estos carros pueden moverse a gran velocidad y así evitar a los bandidos que pueden atacarles.

Habitantes

El desierto está habitado sobre todo por los enanos Vinar y los humanos de los ducados de Maror y Agraciada, pero no son los únicos. Los dragones azules aquí están presentes y son un enemigo para tener muy en cuenta. Por si esto fuera poco, por el desierto vagan bandas de osgos que buscan caravanas que asaltar, sobre todo si no son caravanas de enanos. A estos últimos suelen evitarlos si no ven que tengan una clara superioridad numérica.

Mantenimiento de las leyes

Los enanos Vinar se rigen por las leyes antiguas de los enanos, aunque han incorporado o cambiado algunas de sus milenarias leyes para adaptarlas a su desértico hogar. Estos cambios los han convertido en gentes hospitalarias y no dudan en ayudar a los perdidos en el desierto. Pero también les ha hecho muy estrictos a la hora de aplicar sus leyes. Los miembros adultos más jóvenes de cada clan son enviados a servir como guardia del reino y durante cincuenta años permanecerán en sus filas. Su cometido va desde guardar las ciudades, vigilar el desierto hasta ser escoltas de las caravanas que se mueven entre las ciudades o bien aquellas contratadas para ir a otros lugares.
Son los más ancianos de cada clan los encargados de enjuiciar y dictar sentencia sobre los transgresores de la ley y los castigos son muy variados, todo dependerá del delito.

Vida diaria

Entre los enanos del desierto la vida es apacible salvo para aquellos que se dedican a la conducción de las caravanas. Estos deberán sortear y defenderse de otros habitantes del desierto con ganas de robar los cargamentos o que simplemente buscan alimentarse. En la superficie hay algunos clanes familiares que se dedican a criar y pastorear a los dromas, una especie de dromedario enano que les sirve como montura, pero también como fuente de alimento, ya sea la leche, o su carne. Cuando se sacrifica a un droma se aprovecha prácticamente todo, la piel se curte para hacer cuero, su pelo puede ser hilado y hacer mantas o alfombras. Hasta los huesos son usados para hacer adornos e incluso dardos y flechas.
En las ciudades la vida transcurre de otra forma. A parte de los mercados, también están los mineros que no solo se encargan de agrandar las ciudades en las profundidades, también crear las estructuras que les ayudarán a embalsar la preciada agua tan escasa en la superficie.

Amenazas

A parte de los osgos que habitan el desierto y que no dudan en atacar a los viajeros para robar sus posesiones y víveres, la peor amenaza a la que se puede enfrentar cualquiera que viva en el desierto es a un dragón azul. Suelen tener sus guaridas en antiguas edificaciones cubiertas por la arena o viejas grutas horadadas en la base caliza del desierto. Si se pasa cerca de unas de estas guaridas y el dragón está cerca no dudará en atacar. Sin embargo, por norma general suelen volar hasta los territorios cercanos para cazar allí donde las presas son más abundantes. Incluso hay alguno que ha desarrollado un buen apetito por el pescado y se les puede ver sobrevolando el Mar de los Ducados en busca de grandes peces con los que alimentarse, o bien, atacar a un barco de pesca para robarles sus capturas.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *