Tierras Libres del Este (I)

Introducción a las Tierras Libres

Al sur de las Tierras Sombrías las sempiternas nubes van desapareciendo, entre las estribaciones de la Sierra Triste y las Montañas de Tornael se alza un enorme bosque. El bosque de los perdidos.  Este bosque es la puerta que da acceso las Tierras Libres.
Esta parte de Zhirsanaq está llena de peligros desconocidos y muchos aventureros se han atrevido a explorarla, muchos de ellos jamás volvieron a sus hogares, algunos por que murieron enfrentándose a los peligros y otros porque decidieron quedarse.

A pesar de ser tierras agrestes y peligrosas, los habitantes que antiguamente formaban pequeñas tribus se han unido y concentrado en unas pocas ciudades. La tierra es rica y fácil de cultivar una vez se ha limpiado, así que han podido prosperar. Además, la llegada de aventureros también les ha proporcionado sangre nueva, así como protección en algunos casos.
Aquí no solo viven humanos y elfos, también algunos enanos de Tornael y existen algunas pequeñas poblaciones de medianos. Pero también clanes de orcos, goblins, Trolls y otros seres aun más peligrosos. Todos ellos han provocado que las razas más civilizadas hayan terminado en las pocas ciudades existentes.

Algunos aventureros llegaron para hacer fortuna y con el tiempo reclamar tierras para ellos, algunos lo han conseguido, pero también las han perdido por no poder defenderlas de las incursiones enemigas. Sin embargo, esto no quiere decir que no dejen de intentarlo. Al fin y al cabo, son tierras libres, sin dueño y es fácil para aquellos que tienen el oro y la fuerza necesaria tratar de construir un hogar, si saben mantenerlo.

Esta parte de Zhirsanaq es perfecta para hacer partidas de exploración por hexágonos ya que las únicas zonas realmente civilizadas son las próximas a las ciudades, todo lo demás está repleto de posibles antagonistas y cosas que descubrir.

Más al sur se encuentran las junglas Zahirinias, durante el gobierno de la Reina Sin Rostro y sus legiones de demonios, la población huyó hacia las tierras libres, llegando a las ciudades más cercanas como refugiados, pero tuvieron que adaptarse rápidamente sobre todo en Asertan o Bliarough. Allí muchos de estos refugiados encontraron trabajo como guías para muchos aventureros que querían adentrarse en las junglas. Otros se convirtieron en exploradores de los bosques cercanos por su experiencia en las junglas y poco a poco se mezclaron con la población. Otros tantos decidieron viajar lejos regresando a los lugares de origen de los aventureros que los contrataban y unos pocos se convirtieron en comerciantes y marinos que navegaron por toda la costa, desde la bahía de la Sierpe hasta el Mar maldito. Algo que ha hecho prosperar aún más las poblaciones costeras de la zona.

Por si fuera poco, aquí hay dragones, viejos y peligrosos. Aunque al principio las ciudades intentaban rechazarlos, han llegado a la conclusión que lo mejor en pagar por sobrevivir, así que cada año algunas ciudades entregan a los dragones importantes cantidades de oro y ganado a cambio de no atacar sus ciudades. Y por ahora el trato se mantiene solo por que el mayor dragón de todos, un enorme dragón rojo amenaza al resto de dragones de la zona.

A lo largo de la costa de los náufragos hay pequeñas aldeas de goblins que recogen los restos de los naufragios para luego vendérselo a los orcos de la sierra triste o a los extraños habitantes del bosque de los perdidos. Durante todo el año se desatan tormentas en el mar maldito y las corrientes arrastran los restos de los naufragios hasta aquí. Los restos con valor son recogidos y a veces algunos supervivientes que son vendido como esclavos a los orcos.

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