Por Juan Milano
[a Nikolái V. Gógol]
Cerca de Fortaleza 313, un grupo de figuras achaparradas envueltas en capas avanzan en procesión sujetando unas velas. Caminan de manera extraña, bamboleándose rítmicamente. De manera siniestra y cómica a la vez. Sonidos agudos, breves y punzantes, parecen servir a estas extrañas criaturas para comunicarse. Se dirían que recitan unos versos, aunque desprovistos de toda armonía o prosodia. Caen las telas andrajosas y milenarias con las que se cubría. Enormes probóscides con tentáculos negruzcos en lugar de patas y brazos y ridículos orbes retráctiles a modo de ojos sin pestañas (no muy diferentes a los de los caracoles) elevan sus ventosas dactilares como antenas al cielo e invocan un conocimiento arcano y poderoso.
Son los nasones. Y hoy van a intentar dominar el mundo.
Antecedentes
Cuando el Ruido (la sucesión de detonaciones nucleares que algunos humanos utilizaron ara atacar a los baridi) trajo consigo aires envenenados y radiación mutadora, muchos individuos desarrollaron apéndices nasales más cercanos a trompas prensiles alrededor del antiguo Detroit, en Michigan, Estados Unidos de América. ¿Puede que la exposición a material industrial en fábricas abarrotadas y el día a día hacinados en infra-viviendas pudiera ser un factor diferenciador? No somos científicos, no podemos aseverarlo.
Lo cierto es que la convivencia con la radiación hizo que muchos de estos individuos desarrollasen rasgos comunes y diferenciadores en una marco geográfico no muy amplio. Que cazasen a todos los que no considerasen sus iguales, repugnados por el aspecto de los “cara-tontos” también influyó. Casi seguro.
Y entonces, Das Nuke.
Das Nuke es el fundador primero de la Sagrada Orden de los Nasones Imperantes. El visionario que aglutinó a todas esas enormes napias salvajes dándoles identidad y fuerza. Y les ayudó a conocer su misión en el mundo (dominarlo, se entiende) y cómo desarrollar y fortalecer sus habilidades psiónicas latentes. De esto hace ya más de ciento sesenta años.
El líder de la secta nasónica es una incógnita para sus propios acólitos. Ha impuesto una organización férrea en el que él es la cúspide de una pirámide jerárquica bien organizada; los más hábiles prosperan (al menos a ojos de sus compañeros) y consiguen cada vez poder personal (léase, nasal) mientras desarrollan sus propias agendas.
La procedencia, identidad real e historia de Das Nuke son desconocidas; si bien destacó rápidamente por no sentir ni alentar el odio hacia los cara-tontos (los no nasones) y proclamar a los cuatro vientos un plan (hasta ahora desconocido) para elevar a los suyos a al categoría de Amos del Mundo.
Las logias
Cada logia (distrito, si se quiere) contiene exactamente treinta y tres miembros. Veinticinco son aprendices; siete ostentan el grado de compañero y uno es maestro. Todos deben obediencia al gran Maestro de la Logia de la Madre del Ruido; esto es, Das Nuke.
Los ritos que ejecutan suelen tener como objetivo reunir suficiente energía psiónica para imprimir órdenes en individuos o colectivos concretos que ayuden a los nasones a avanzar en sus objetivos. En ocasiones también se reúnen para beber y contar anécdotas.
[En breve os seguimos contando más de esta facción de Post-Tierra y os daremos sus características para que los uséis como antagonistas]